"Jamás tener miedo a la ternura"
La
entrevista con papa Francisco sobre la Navidad ...». Francisco cuenta a “La Stampa” y a "Vatican Insider"
su primera Navidad como Obispo de Roma:
«La Navidad para mí es esperanza y ternura
¿Qué
significa para usted la Navidad?
Es el encuentro con Jesús. Dios siempre
ha buscado a su pueblo, lo ha guiado, lo ha custodiado, ha prometido que le
estará siempre cerca. En el Libro del Deuteronomio leemos que Dios camina con
nosotros, nos guía de la mano como un papá con su hijo. Esto es hermoso. La
Navidad es el encuentro de Dios con su pueblo. Y también es una consolación, un
misterio de consolación. Muchas veces, después de la misa de Nochebuena, pasé
algunas horas solo, en la capilla, antes de celebrar la misa de la aurora, con
un sentimiento de profunda consolación y paz. Recuerdo una vez aquí en Roma,
creo que era la Navidad de 1974, en una noche de oración después de la misa en
la residencia del Centro Astalli. Para mí la Navidad siempre ha sido esto:
contemplar la visita de Dios a su pueblo.
¿Cuál
es el mensaje de la Navidad para las personas de hoy?
Nos habla de la
ternura y de la esperanza. Dios, al encontrarse con nosotros, nos dice dos
cosas. La primera: tengan esperanza. Dios siempre abre las puertas, no las
cierra nunca. Es el papá que nos abre las puertas. Segunda: no tengan miedo de
la ternura. Cuando los cristianos se olvidan de la esperanza y de la ternura se
vuelven una Iglesia fría, que no sabe dónde ir y se enreda en las ideologías,
en las actitudes mundanas. Mientras la sencillez de Dios te dice: sigue
adelante, yo soy un Padre que te acaricia. Tengo miedo cuando los cristianos
pierden la esperanza y la capacidad de abrazar y acariciar. Tal vez por esto,
viendo hacia el futuro, hablo a menudo sobre los niños y los ancianos, es decir
los más indefensos. En mi vida como sacerdote, yendo a la parroquia, siempre
traté de transmitir esta ternura, sobre todo a los niños y a los ancianos. Me
hace bien, y pienso en la ternura que Dios tiene por nosotros.
¿Cómo
es posible creer que Dios, considerado por las religiones como infinito y
omnipotente, se haga tan pequeño?
Los Padres griegos la llamaban
"synkatabasis", condescendencia divina. Dios que desciende y está con
nosotros. Es uno de los misterios de Dios. En Belén, en el 2000, Juan Pablo II
dijo que Dios se convirtió en un niño que dependía totalmente de los cuidados
de un papá y de una mamá. Por esto la Navidad nos da tanta alegría. Ya no nos
sentimos solos, Dios descendió para estar con nosotros. Jesús se hizo uno de
nosotros y sufrió por nosotros el final más terrible en la cruz, el de un
criminal.
A
menudo se presenta la Navidad como una fábula de ensueño. Pero Dios nace en un
mundo en el que también hay mucho sufrimiento y miseria…
Lo que leemos en
los Evangelios es un anuncio de alegría. Los evangelistas describen una alegría.
No hacen consideraciones sobre el mundo injusto, sobre cómo pudo nacer Dios en
un mundo así. Todo esto es fruto de nuestra contemplación: los pobres, el niño
que nace en la precariedad. La Navidad no fue una denuncia de la injusticia
social, de la pobreza, sino un anuncio de alegría. Todo lo demás son
conclusiones que sacamos nosotros. Algunas correctas, otras menos y otras más
ideologizadas. La Navidad es alegría, alegría religiosa, alegría de Dios,
interior, de luz, de paz. Cuando no se tiene la capacidad o se está en una
situación humana que no te permite comprender esta alegría, se vive la fiesta
con alegría mundana. Pero entre la alegría profunda y la alegría mundana hay
mucha diferencia.
Es
su primera Navidad como Obispo de Roma, en un mundo lleno de conflictos y
guerras…
Dios nunca da un don a quien no es capaz de recibirlo. Si nos
ofrece el don de la Navidad es porque todos tenemos la capacidad para
comprenderlo y recibirlo. Todos, desde el más santo hasta el más pecador, desde
el más limpio hasta el más corrupto. Incluso el corrupto tiene esta capacidad:
pobrecito, la tiene un poco oxidada, pero la tiene. La Navidad en este tiempo
de conflictos es un llamado de Dios, que nos da este don. ¿Queremos recibirlo o
preferimos otros regalos? Esta Navidad en un mundo afectado por las guerras me
hace pensar en la paciencia de Dios. La principal virtud de Dios, indicada en
la Biblia, es que Él es amor. Él nos espera, no se cansa nunca de esperarnos. Él
da el don y después nos espera. Esto sucede en la vida de cada uno de nosotros.
Hay algunos que lo ignoran. Pero Dios es paciente y la paz, la serenidad de la
noche de Navidad, es un reflejo de la paciencia de Dios hacia nosotros.
En enero se cumplen cincuenta años
del histórico viaje de Pablo VI a la Tierra Santa. ¿Usted va a ir?
La
Navidad siempre nos hace pensar en Belén, y Belén está en un punto preciso, en
la Tierra Santa donde vivió Jesús. En la noche de Navidad pienso, sobre todo,
en los cristianos que viven allí, en los que están en dificultades, en todos
los que han tenido que abandonar esa tierra por diferentes problemas. Pero Belén
sigue siendo Belén. Dios vino a un punto determinado, a una tierra determinada,
apareció allí la ternura de Dios, la gracia de Dios. No podemos pensar en la
Navidad sin pensar en la Tierra Santa. Hace cincuenta años, Pablo VI tuvo la
valentía para salir e ir allá, y así empezó la época de los viajes papales. Yo
también deseo ir, para encontrarme con mi hermano Bartolomeo, Patriarca de
Constantinopla, y conmemorar con él este quincuagésimo aniversario renovando el
abrazo de 1964 entre Papa Montini y Atenágoras en Jerusalén. Nos estamos
preparando.
……..
(otros temas de la Entrevista se pueden leer en..)
http://www.lastampa.it/2013/12/14/esteri/vatican-insider/es/jams-tener-miedo-a-la-ternura-r8lpFUAxsH2v9Ypu21FPeI/pagina.html