La Jornada Mundial de la Juventud «ha sido -afirmó el Papa el pasado miércoles- una ocasión especial para reflexionar, dialogar, intercambiarse experiencias positivas y, sobre todo, rezar juntos y renovar el compromiso de arraigar la propia vida en Cristo». Ahora, pues, es el momento de acompañar a los jóvenes para que ese compromiso se vaya haciendo realidad; la hora de buscar nuevas vías para que dé fruto…
¿Qué va a quedar, para el futuro, de estos días tan intensos? Y ahora, ¿qué retos se abren para la Iglesia en España? ¿Por qué tres Viajes de Benedicto XVI a España, en sólo 6 años de pontificado?
- Me ha llamado la atención la fraternidad, el ambiente de familia: si esa tormenta durante la Vigilia de Cuatro Vientos, tras temperaturas de 40 grados, ocurre con dos millones de jóvenes oyendo rock, tenemos una estampida mortal. -explica Rafael Na-varro-Valls, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid y Secretario General de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación- En cuanto a cómo sería la acogida por parte de la ciudad, yo era muy escéptico, pero Madrid aparcó su cinismo ante el contacto con estos jóvenes.
Ahora, empieza otra fase de esta JMJ. Se han despertado ya vocaciones, pero comienza ahora, más bien, una revolución silenciosa, y creo que eso es lo que el Papa tiene en su mente: el impulso de las minorías creativas, en un mundo muy escaso de recursos morales. De aquí va a surgir una minoría creativa que se expandirá como la sal por todo el mundo, poco a poco. Dios actúa en el silencio: el crecimiento silencioso es la minoría creativa, el joven que lucha por ser santo… Son como la piedra que cae en el lago y va alterando el ecosistema moral de una nación… Ahora, los pastores deben pensar, con humildad, que hay que rezar más y seguir el ejemplo del Papa; que hay que ser más exigentes, empezando por uno mismo; y que la evangelización es un problema de cuerpo a cuerpo. El apostolado es así.