jueves, 24 de febrero de 2011

-La desafección hacia las instituciones ligada a la personalización de los valores


(algunas de las conclusiones del estudio llevado a cabo por la Fundació Carulla y la Càtedra Lideratges i Governança Democràtica de la escuela de negocios Esade)

La mayoría de datos constatados por la encuesta no han tenido un cariz político, y es que la encuesta ha puesto de relieve los valores "blandos" y "hechos a medida" que tienen los catalanes además de la desafección hacia las instituciones ligada a la personalización de los valores.
Dos elementos son los esenciales de este estudio, la apropiación individual de los espacios de la vida cotidiana que los han alejado de las instituciones y el rechazo al modelo estandarizado.
Casteñeira ha definido este rechazo como "vida tuneada", y ha señalado que la encuesta presenta la crisis de la idea de "deber moral" impuesto externamente.
"Existe una crisis sobre la figura de poder", ha lamentado Castiñeira, que ha especificado esta falta de "control social" en los padres, los jefes, los profesores y los sacerdotes. Elzo ha explicado que la encuesta demuestra que los catalanes tienen valores "flexibles", que se adaptan y ha comparado este hecho con la figura de un junco.
Clasificación por sistemas de valores
El estudio clasifica además a los catalanes por su sistema de valores, los neoconservadores, los individualistas egocéntricos, los individualistas pragmáticos, los individualistas cívicos y los neomodernos.
Los neoconservadores, casi el 30 por ciento de los catalanes se consideran máximos defensores de la moral tradicional, son los más religiosos y se consideran catalanes -para el 46 por ciento de ellos, es el primer idioma a conocer por delante del castellano-.
El individualista egocéntrico, el 10,8 por ciento de los encuestados, es el menos feliz de todos y está formado mayoritariamente por hombres que viven solos.
Sin embargo, el pragmático, un 16,4 por ciento, es gente "de orden", catalanistas, pero "light" y tres de cada cuatro han nacido en Catalunya. El individualista cívico, casi uno de cada cuatro de los catalanes, son personas centradas en el trabajo, poco religiosos y más catalanistas de convicción.
Por último, los neomodernos, un 20 por ciento de los catalanes, están muy interesados por lo político, pero "laxos" en lo moral y muy necesitados "implícitamente" de referentes.