Ante el descrédito académico, la indiferencia y el salvajismo, la cuestión de Dios cobra fuerza sorprendente, que está llamada a crecer. Porque dejar a Dios fuera sería el suicidio intelectual de la Universidad, aunque fuese un suicidio muy políticamente correcto...
En este contexto, hablar de Dios no es un absurdo, sino una necesidad para que la Universidad sea lo que está llamada a ser. Así lo explicó,el Secretario General de la Conferencia Episcopal y obispo auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, durante la ponencia La presencia de Dios en la Universidad, que pronunció en la Facultad de Derecho, de la Complutense.
Por cierto que las puertas por las que Martínez Camino entró al edificio lucían pintadas como Aborto libre; La revolución será feminista o no será; Apartad vuestros rosarios de nuestros ovarios y otras más burdas. «Si la Universidad -dijo- se pregunta, con rigor, por la realidad, y quiere explicarla, se encuentra, sí o sí, con la pregunta sobre Dios». Y la formulación está llena de sentido.
Como tirar las piezas de un Boeing
Durante su ponencia el Obispo explicó que, además de la reflexión acerca de la encarnación histórica de Dios, y de la presencia física de Cristo por medio de la pastoral universitaria, «la presencia de Dios en la Universidad debe darse, primero, a través de la búsqueda de la Verdad, sin censuras previas, con honestidad intelectual y sin límites establecidos a priori. La Universidad es lugar de preguntas: ¿Por qué están ahí las cosas? ¿Por qué son como son? ¿Por azar? Eso sería como tirar desde la luna las piezas de un Boeing y que caigan montadas en el aeropuerto de Barajas, y además, que siempre caigan así. ¿Están ahí por necesidad? El ser es, y no puede no ser, y no pregunte usted tanto... ¿O el mundo es como es por libertad? ¿El amor y la inteligencia nacen del azar o de la libertad? Pues ya está aquí la cuestión de Dios...»
Lo cierto es que la presencia de Dios en la Universidad pública no suele dejar indiferente a nadie... ¿o tal vez sí? Don José Manuel Hernández Carracedo, capellán de la Universidad de Valladolid y Director del Aula de Teología del centro, explica que «Dios, para muchos, es el gran desconocido. Para la mayoría de estudiantes, profesores y trabajadores de las facultades, la presencia de Dios en el debate intelectual y en la atención pastoral ni les va, ni les viene. Suelen ser respetuosos, porque no se posicionan. Por eso, se sorprenden cuando se acercan a la pregunta sobre Dios y descubren que el diálogo entre fe y razón es interesante, razonable, razonado, que suscita preguntas que nunca se habían hecho y sirve para la vida».
La ponencia de monseñor Martínez Camino añade otros matices: «En la Universidad, Dios está negado y afirmado explícita e implícitamente. Hay un pensamiento combativo militante, que quiere imponer, en el espacio público occidental, una forma de vivir como si Dios no existiera, y dice que la idea de un ser absoluto impide al hombre ser autónomo, libre, ético y responsable de sus actos ante sí mismo. Esta negación es minoritaria, más que en otras épocas». Luego están «quienes creen que no procede hablar de Dios en la Universidad, y dan por hecho que es una hipótesis innecesaria, con consecuencias de división, así que Le niegan de forma implícita». Estos últimos conforman la mayoría, junto a quienes «lo afirman implícitamente, a través de la búsqueda de la verdad, y asumen esta cuestión desde un punto de vista intelectual». Sin embargo, también hay universitarios que viven de forma explícita la presencia de Dios.
…. A las capillas de las Facultades vienen personas que no encuentran respuestas en la cultura actual. Vienen personas que ya tienen fe, cristianos que han perdido la práctica religiosa y encuentran un impulso para redescubrir su vocación cristiana, viva y eficaz, en medio del mundo; y personas que ni siquiera están bautizadas». Las cifras lo demuestran: sólo en Madrid, 30 capellanes atienden los distintos campus universitarios -muchos, a tiempo completo-, este año 80 estudiantes y profesores han pedido la confirmación, y varios se preparan para el bautismo.
Con razones y sin complejos
Testigo de la fe en la Universidad es Eva, estudiante de Filología árabe y hebrea, de 21 años: «La gente aprovecha cualquier excusa para atacar a la Iglesia, pero cuanto vives tu fe sin complejos, y quieres ser testigo de Jesucristo y dar argumentos bien razonados, tus compañeros te respetan y acuden a ti en momentos difíciles». Y ella, que está en primera línea, da las claves: «Para eso, los cristianos tenemos que perder el miedo y que nuestra vida dé ganas de conocer a Cristo. Somos la sal, lo malo es que a veces nos quedaos en el salero»...